Cruzando Mares nació como una metáfora de la vida y del proceso terapéutico.
El mar representa aquello que no siempre podemos controlar: las emociones, los cambios, los vínculos, los comienzos y las despedidas. A veces está en calma, otras se vuelve impredecible. Pero siempre invita a moverte, a adaptarte, a confiar. Para mi navegar es dejar un lugar, adaptarme a otro, soltar, confiar, volver a empezar, como tuve que hacer al dejar mi hogar para migrar a México.
En cada etapa, el mar estuvo presente como metáfora y como guía. Tambien fue mi salvación, ir a ver el mar cada vez que me sentía nostálgica.
En terapia, como en el mar, aprendemos a navegar: a sostenernos en medio de la incertidumbre, a reconocer las corrientes internas que nos arrastran, y a entender que no se trata de luchar contra las olas, sino de aprender a fluir con ellas.
Por eso este espacio se llama así.
Porque cada persona cruza sus propios mares:
El mar en calma y el mar bravo.
Los cambios de rumbo.
El miedo a lo desconocido
El aprendizaje de dejarse llevar por las olas cuando hace falta.
En terapia trabajo mucho con estas imagenes. La cura para todo siempre es el agua salada: el sudor, las lágrimas o el mar. El mar, tan calmado o tan bravo, el control de ir a contracorriente, la necesidad de soltarnos y dejarnos llevar por las olas, el rumbo, el destino a donde queremos llegar, los diferentes mares (tranquilos, enojados, peligrosos) como las diferentes etapas de la vida, el miedo a lo desconocido, el tiempo, los acompañantes en nuestro viaje
El mar nos recuerda que todo se mueve, que nada es permanente, que hay ciclos, mareas, silencios y tormentas… y que todos forman parte del viaje.
Cada persona atraviesa su propio mar.
Hay quienes llegan con tormentas emocionales, quienes se sienten a la deriva o quienes buscan reencontrarse con su rumbo. Y en ese viaje, aparecen diferentes “tormentas”: el miedo, la dependencia, el duelo, la culpa, el amor, la pérdida.
El logo —una mano sosteniendo un barco— representa justamente eso:
tu propia vida en tus manos. Porque esa mano que ves, no es la mía.
Esa mano eres tú diriendo el barco de tu vida hacia donde tú decidas.
Porque el mar puede ser incierto, pero siempre puedes aprender a sostener el timón, incluso cuando el horizonte parece difuso.
Cruzando Mares es el recordatorio de que, aunque a veces no veas la orilla, siempre existe un lugar al que llegar.
Cuando entras a sesión conmigo, ese es el espacio que quiero que sientas:
un lugar que da calma, que acompaña, que sostiene, donde tú llevas el timón y decides el ritmo.
Mi intención es que cada quien encuentre aquí un rincón seguro para mirar su propio mar interior, entenderlo y atravesarlo con más suavidad.
Bienvenida, bienvenido a Cruzandomares.
Estoy aquí para acompañarte en tu travesía.
¿Y para ti, cómo es el mar que estás cruzando ahora mismo?
Nuria